Drenaje Urbano, Redes de Acueducto y Alcantarillado

DRENAJE URBANO: UN DESAFIO ECOLÓGICO Y SANITARIO

Desde implementar un sistema separado de aguas sanitarias hasta revisar las condiciones estructurales son algunas de las actualizaciones que se vienen realizando en el alcantarillado en Bogotá. 

 

Muchas de las obras que se hacen en la ciudad son invisibles para todos. Una de ellas es el alcantarillado, que requiere actualización y mantenimiento para que soporte la cantidad de aguas sanitarias y pluviales que recibe diariamente y así evitar inundaciones o daños estructurales en la tubería causado por una presión mayor de agua o acumulación de basura. 

 

Aunque hay mucho camino por recorrer en cuestiones de drenaje urbano, actualmente ya contamos con años de experiencia que nos permiten identificar qué tipos de materiales no son duraderos ni confiables, o cuáles no deberían seguir usándose, como el gres, y la conveniencia de separar lo pluvial de lo sanitario, para facilitar el tratamiento de las aguas antes del vertimiento a los cuerpos de agua o al suelo. 

 

A mediados del siglo pasado las grandes ciudades contaban con un sistema de alcantarillado combinado en donde las aguas sanitarias se mezclaban con las pluviales y todo drenaba hasta los ríos o cauces, contaminando sus aguas y generando enfermedades. 

 

De la misma forma, los alcantarillados combinados se rebosaban en época de lluvias, lo que implicaba que la población estuviera expuesta a sustancias con alto grado de toxicidad, especialmente en países tropicales, porque hay más precipitaciones. Esto conlleva riesgos de salubridad pública, deterioro urbanístico y alta mortandad de especies nativas.  

 

 

Con el tiempo se llegó a la conclusión que, para sectores nuevos, es mejor que las aguas sanitarias sean conducidas de forma independiente a plantas de tratamiento fuera del casco urbano para ser vertidas a los cauces y así no seguir contaminando las aguas superficiales ni subsuperficiales.  

 

Según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, en su página oficial, “el sistema de alcantarillado combinado representa entre el 18% y el 20% del área urbana de la ciudad, se concentra principalmente en la parte antigua y más alta de la misma.” La ciudad y Soacha necesitan urgentemente la nueva planta de tratamiento Canoas para reducir la cantidad de aguas residuales que se le vierten al río, porque la planta del Salitre no da a basto.  

 

A esto se le suma que hay que actualizar el sistema de alcantarillado cada 25 años porque con el tiempo las tuberías se desgastan y la densidad urbanística aumenta, lo que implica mayor vertimiento de aguas sanitarias a las redes. Para el nuevo diseño se debe tener en cuenta las condiciones de la zona, el plano urbanístico y geométrico y las curvas IDF (Intensidad, Duración y Frecuencia de aguas lluvias) para proyectar los sumideros, que son las estructuras que reciben las aguas lluvias y las entregan a la red, los colectores y la capacidad estructural y operativa de los pozos.  

 

Cuando hay que intervenir una zona específica, porque hay una construcción de vías o puentes, se deben definir las áreas de drenaje que aportan agua a la red, basado en las condiciones actuales y proyectadas, para garantizar que los sistemas de alcantarillado tengan la capacidad de transportar el agua que se espera que llegue a cada sistema, incluidos los colectores desde el pozo inicial (incluso si este pozo está por fuera de la zona intervenida) y al mismo tiempo proyectar los caudales a 25 años para que sea funcional y duradero.  

 

Mucho hay que seguir haciendo, en especial en las plantas de tratamiento, para que podamos garantizar una buena calidad de las aguas que se vierten a los cuerpos de agua. Sin embargo, al mirar el diseño de forma más integral, podemos apreciar que el drenaje urbano no solo es un problema de higiene, sino que también tiene un impacto sobre muchos seres vivos. 

 

Desde lo ecológico y el paisajismo, hasta lo urbano y funcional, el sistema de alcantarillado es una muestra clara que el reto de las ciudades de este siglo es ser más responsables con sus recursos hídricos, teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas y la cantidad de residuos generados por la actividad humana para tener un equilibrio con la naturaleza y evitar, en lo posible, que nuestros desechos nos afecten y dañen nuestro entorno.  

Adriana Bernal

Acerca Adriana Bernal

Comunicadora social Universidad Javeriana (1998) con especialización en Creación de Contenido y Comunicación Interna de la Universidad Javeriana. 14 años de experiencia en creación de contenido y comunicaciones internas.

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